Para algunos las Fiestas son una fuente de felicidad
pero en otros producen mucha ansiedad
Estamos bombardeados con expectativas de ser felices y generosos y, a veces, podemos sentir todo lo contrario. Tal es el caso de una cliente a la que he estado asesorando últimamente que estaba pasando por momentos de intensa preocupación a medida que se acercaba el final del año. Extraña a su familia y realmente quiere verlos.
Sin embargo, la idea de entablar las inevitables conversaciones que se repiten año tras año genera mucho estrés en Suzanne (no es su nombre real). Ella sufre pensando en la multitud de preguntas que le harán sobre su reciente divorcio o sobre temas controvertidos. Y para rematar la velada, sabe que su obstinada tía la acorralará y criticará sus habilidades como madre.
Las emociones aflictivas de Suzanne, especialmente la ansiedad, el miedo y la ira, parecen surgir en presencia de ciertas personas. Se siente atormentada.
Incluso consideró cancelar su viaje a Nueva Inglaterra, pero pasar sus vacaciones sola la dejaría sola y desconectada. Pasar por la misma pesadilla año tras año la está desgastando, por lo que finalmente decidió enfrentar la situación. Tomó la decisión consciente de hacer las cosas de manera diferente esta vez.
Por mucho que nos gustaría que las personas fueran de cierta manera, sabemos que no tenemos control sobre cómo se comporta o piensa una persona, o cómo resultan las circunstancias. Sin embargo, tenemos un tremendo poder en nuestra capacidad para entrenar y dirigir nuestras emociones de tal manera que podamos experimentar bienestar.
Suzanne y yo nos sentamos y diseñamos estas tres estrategias.
1. Ten cuidado con tus patrones de pensamiento
Ten en cuenta que el miedo, la preocupación y la ansiedad a menudo comienzan con un solo pensamiento. Un pensamiento desempoderador que toma impulso y prolifera en muchos otros pensamientos. Dejamos el momento presente y nos perdemos por completo en especulaciones que están en el pasado o en el futuro. Nuestra negatividad aumenta. Estos pensamientos comienzan a crear emociones.
La negatividad es una emoción muy atractiva. Es un sentimiento magnético y justo, y nos engaña. La negatividad nos hace sentir virtuosos, morales, buenos, incluso honorables mientras vemos fallas en el otro. Culpar, criticar al otro, por ejemplo, se vuelve penetrantemente seductor. Inicialmente parece que disfrutamos el sentimiento porque trae consigo una sensación momentánea de superioridad.
Resaltar los defectos del otro nos hace sentir mejores, más dignos que el otro. Sin embargo, ese sentimiento no dura mucho, ya que muy pronto perderá poder y creará más dolor. La negatividad que experimentamos deja el residuo de sentirnos separados, con cierta insatisfacción que conduce a mucho sufrimiento a largo plazo.
Prueba lo siguiente
- Pausa por un momento.
- Observa tus pensamientos. Observa cómo tus patrones de pensamiento están vinculados a la cadena de emociones que estás sintiendo.
- Conéctate con tu respiración.
- Suelta tus pensamientos sin juzgarlos en “buenos pensamientos” o “malos pensamientos”. No luches contra tus pensamientos. Ellos no son el enemigo.
- Vuelve al momento presente, a tu respiración.
Llevar la conciencia al papel que estás jugando en la creación de tus emociones puede ser liberador. También puede ser terapéutico porque una vez que la conciencia está presente, tienes una opción: dejar de hacer lo que siempre haces o despertar y hacer algo diferente. Este es un momento de claridad. Aquí es cuando empiezas a despertar.
2. Vuélvete curioso acerca de lo que experimentas en tu cuerpo
Mientras moramos en nuestros pensamientos y emociones, nos convertimos en prisioneros no solo de ellos, sino también del estado de ánimo que han creado. Es como si estuviéramos bajo un hechizo. Es intenso. Nos sentimos irremediablemente atrapados con un compañero monstruoso.
Michael Stone, un renombrado maestro espiritual que falleció hace poco tiempo, explica: La reactividad emocional comienza como una ligera tensión. Está el tirón familiar, y antes de que nos demos cuenta, somos arrastrados. En tan solo unos segundos pasamos de estar un poco molestos a estar completamente fuera de control. Pasamos de comer un solo macarrón a no puedo creer que me haya tragado todo el pastel de chocolate.
Existe una extensa investigación y evidencia convincente que demuestra los vínculos entre la regulación emocional y la conciencia interoceptiva, que es la conciencia de las sensaciones corporales internas.
Prueba la siguiente práctica
- Deja caer tu conciencia en tu cuerpo.
- Siente curiosidad por saber cómo se expresan tus emociones en tu cuerpo. Comenzarás a notar el fuerte vínculo entre tu estado emocional y tu fisiología.
- Notarás la tensión, las ganas de reaccionar. Notarás que te han “enganchado”, como Pema Chodron .
- Notarás el malestar de esas emociones en tu cuerpo. Es casi contraintuitivo. En lugar de huir de tus emociones incómodas, te inclinas hacia ellas. Te inclinas hacia la incomodidad. Sientes curiosidad por tus emociones conflictivas.
- Sientes cómo se siente tu emoción en tu cuerpo. Empiezas a suavizarte a su alrededor.
- Permite que las emociones estén ahí, y cuando estés list@, déjate llevar.
Recuerda que no necesitas solucionar el problema de inmediato. Te estás familiarizando con tus emociones. Estás comenzando a notar dónde estás emocionalmente. Estás comenzando a notar que detrás de tu reacción, está el miedo y el dolor de ser rechazado y luego comienzas a retirarte.
Mientras sientes esas emociones en tu cuerpo, no las reprimas. Las estás sintiendo, conscientemente observandolas
3. Házte amig@ de ti mism@
Se amable y gentil contigo mism@ Crecer y evolucionar es desordenado. Necesitamos el apoyo que solo puede provenir de una comprensión profunda de la naturaleza de nuestras emociones y su conexión con nuestra mente, cuerpo y espíritu.
Pruebe la siguiente práctica
- Asegúrate de que tu taza esté llena. Tómate un tiempo para ti y lo que necesitas primero, para que sientas la fuerza, la motivación y el deseo de estar ahí para los demás.
- Haz pausas a menudo. Respira conscientemente. Fíjate en tu entorno. Lleva el mindfulness a tu vida para instalar los hábitos de presencia y reflexión.
- Recuerda que la forma en que te amas y te tratas a ti mism@ es la forma en que enseñas a los demás a amarte y tratarte. Contempla lo que hace feliz a tu alma, y luego ve y haz eso.
Suzanne está comprometida a practicar estas herramientas para estar preparada para disfrutar su tiempo con su familia durante estos días festivos.
Ahora entiende que cada vez que piensas que los demás son responsables de cómo te sientes, te estás posicionando como una víctima impotente. Lo que realmente estás diciendo es “TÚ eres responsable de cómo me siento.” Como resultado, eso te deja sin control sobre tus propias emociones porque no tienes control sobre cómo se comportan otras personas.
Si quieres cuidarte y estar al mando de tu vida, te conviene asumir la responsabilidad de cómo te sientes. Practicar los tres pasos descritos anteriormente te ayudará a hacerlo.
La sanación es un proceso gradual en espiral. Te encuentras con los mismos factores desencadenantes, reaccionas de la misma manera una y otra vez hasta que un día te das cuenta de que puedes hacer algo diferente. Notas que si haces una pausa, tienes el poder de responder en lugar de reaccionar. Entonces despertarás a una vida de libertad y posibilidades. Se necesita mucho coraje y honestidad con uno mismo para poder hacer eso.
Te invito a usar tus disparadores a tu favor. ¿Qué te están diciendo acerca de tus problemas preexistentes y no resueltos? ¿Falta algo en tu vida? Concéntrate en tu interior y descubre lo que puedes hacer para convertirte en tu mejor y más alto YO, no solo para esta temporada navideña sino para toda la vida.
Con mucho amor,
Monica Jordan